Cómo sobrellevar el vacío de soltar
Advice column: respondiendo preguntas y encontrando respuestas juntas
Humana anónima: ¿Cómo sobrellevar el vacío que deja el soltar para evitar llenarlo con cualquier otra cosa?
Hola, humana que dejó participó en la sección especial para dejar dudas y preguntas que no nos animamos responder solas para intentar encontrar palabras juntas (y hola, humanas de la comunidad, espero que les sirva esta nueva edición!) Recuerden que pueden dejar sus propias preguntas de forma anónima acá para que, tal vez, sea seleccionada para la próxima edición.
Soy de agobio fácil. El aire acondicionado en calor me asfixia, tengo que sacarme todas las capas de ropa lo más rápido que pueda porque me desespero y empiezo a transpirar, no de calor, sino de ansiedad, cuando entro a un lugar cerrado. No me gustan los sitios con mucha acumulación de personas en los que no siento que puedo correr o moverme libremente, por eso no voy a marchas y en los conciertos me quedo siempre de la mitad del campo para atrás. Supongo que este tipo de sensaciones corporales me convirtieron, sin darme cuenta, en una persona suelta fácil. Es una cualidad destacada entre mis amigas que, más de una vez, y según el contexto de mi vida, me preguntan cómo hice para:
irme a vivir a otro país con solo una valija y dejando apenas una caja de libros y recuerdos en mi Buenos Aires natal,
dejar mi vida en España y meter todo en solo 1 valija (otra vez),
viajar durante 1 año con una mochila cada vez más chica,
regalar el 90% de mis libros,
despegarme de ellos,
regalar ropa a cualquier persona que llegue a mi habitación cada vez que viajo,
Cómo hacés, como hacés para soltar tan fácil, me preguntó mi tia Fabi, mi prima, Magui, Meri. Y yo también me lo empecé a preguntar, sobre todo, cuando otros me lo preguntan. ¿Cuál es el mecanismo inconsciente que me sucede para que me importe poco y nada soltar cosas? Sí sé qué hago: cuando creo que es tiempo de soltar, me doy un tiempo extra para que la decisión macere, y si sigue siendo la misma, suelto. Por eso cambié varias veces de nombre de marca, de colores, de proyectos, de intereses.
Lo primero que me nace preguntarme, además, es si realmente tenemos que sobrellevar el vacío. Se me ocurren mejores verbos, más adecuados, más livianos. Elijo convivir. Convivir de aprender a vivir con, aprender a compartir la vivencia. Sobrellevar habla de cargas, de pesos muertos, de cosas que nos pesan. Y yo, lo primero que veo en el vacío, es eso: vacío, libre de peso, liviandad. Es, entonces, la connotación que le damos al vacío y, principalmente, no saber reconocer su diferencia con la falta lo que nos hace creer que tenemos que sobrellevarlo.
Falta y vacío no son lo mismo. La falta es el espacio, la sensación de vacío que queda después de que, en efecto, ahí hubo algo: un proyecto, una idea, un amor, una persona. El vacío, por sí solo, no indica que falta algo. Es, simplemente, un espacio libre. Parece que son lo mismo, pero no. Pensalo bien. Lo que pasa es que tendemos a querer llenar los espacios a cualquier costo, y no nos damos cuenta de que llenarlos con cualquier cosa puede ser más caro (emocional y energéticamente) que aprender a convivir con el espacio y mantenerlo limpio, barrerle el polvo de vez en cuando. Podemos decidir colgarle un lamparita (simbólica o literalmente, dependiendo del tipo de vacío), dejar que le entre la luz, hacernos amigas. Decidir no tener que sobrellevar, sino aprender a convivir con.
Cuando buscamos llenar un vacío, suele haber una necesidad muy grande de buscar seguridad. Y la seguridad es, en un punto muy primitivo, lo que nos mantiene con vida. Entonces podemos pensar que es un acto esperable, este de proveernos para sentirnos seguros… y hasta generoso. Pero, humana que me preguntaste esto, en realidad, no hay nada más mezquino y egoísta para con vos que llenar un vacío con cualquier cosa, a cualquier costo, solo para sentir que tenés algo. Darnos algo, aferrarnos a las cosas, los trabajos, los vínculos, como un palo al agua por miedo a tener otra cosa mejor es una decisión (consciente o no) que tomamos porque nos da miedo no tener nada, pero también tener algo mejor. Y, a veces, el primer paso para amigarnos con el soltar es aceptar que nos da miedo tener algo mejor y no estar a la altura. Es como cuando un nene quiere tener a disposición todos los juguetes del jardín aunque solo use 2. Quiere saber que tiene, que no se va a quedar sin. Llenar por llenar (y esto implica el NO SOLTAR), lo único que provoca es perpetuar actuar y decidir desde la desesperación y no desde el deseo. El acto de amarrar (algo que no te convence o no soltar lo que ya detestas, está viejo u obsoleto) es todo lo contrario a conectarse con la vida, con que las cosas, indudablemente, siguen su curso intentes controlarlo o no. Tal vez sea mejor poner esa energía que usamos en amarrar y retener en aprender a confiar que, si dejamos el vacío como tiene que estar, vacío, limpio, libre, lo que tenga que llenarlo, llegará.
Los espacios (físicos y mentales) son limitados. Simplemente no podés acumular al infinito. Hay algo que se va a caer. El vaso va a empezar a rebalsar.
Aprender a vivir sin estar rebalsados, aprender a convivir con el vacío, es urgente si querés vivir más liviana y con drama y agobio constante. Así que, te dejo 2 prácticas para empezar a aplicar a tu rutina:
Empezá a transformar tu manera de pensar:
En vez de pensar en soltar como “quedarme sin”, piensa en no soltar como lo realmente es: acumular cosas que ocupan espacio sin sentido e impiden el paso hacia lo que realmente quieres (y te quiere). Es como un pasillo de un boliche lleno de gente a las 3 de la mañana. Nada más puede entrar ahí.
Animate a sentir el vacío:
¿Querés vivir llena de ruido o con una mente clara? La claridad viene con la calma. El ruido interfiere. Intenta no llenarte y rebalsar tus estímulos: estar todo el día, todo el tiempo, escuchando algo, haciendo otra cosa a la vez, pensando en lo que viene después. Hacé el esfuerzo de empezar a tener espacios de vacío pequeños pero significativos. Mañana, por ejemplo, en vez de mirar TikTok mientras hacés el café de la mañana, escuchá el ruido natural: tu mamá hablando, los pajaritos, los autos pasar, tu gato maullando. Este es el primer paso para aprender a reconocer cuándo estás llena de algo. Pero, para eso, necesitas, primero, reconocer el vacío como algo bueno, bonito, deseable.
Espero que te (les, me) ayude a apreciar el vacío con otros ojos y menos miedo,
Un abrazo y nos vemos en la próxima edición,
C
¿Te persiguen preguntan sin respuestas? Compártelas anónimamente para responderlas juntas.
Lo que compartiste es muy bello. No sabes cómo has aliviado mi día. Soltar debería ser la forma natural de movernos en la vida, aceptando lo que es. Dejar de vivir aferrándonos, pues nada nos pertenece 🍃