Cómo darse permiso a conectar con el deseo
Advice column & encuentro abierto y gratuito
Humana anónima pregunta: ¿Cómo conectar con el deseo, cuando no encuentro motivación suficiente por nada?
Spoiler: al final de esta carta, un anuncio abierto para todos💘.
Hola, humana que participó de la sección especial para preguntas que no nos animamos responder en voz alta (y hola, humanas de la comunidad, espero que les sirva esta nueva edición!) Recuerden que pueden dejar sus propias preguntas de forma anónima acá para que naveguemos juntas en la próxima edición.
Hola, humana, espero que, cuando te llegue esta carta, estés, no sé si con más motivación pero, al menos, con menos peso.
Lo primero que quiero decirte es que te entiendo. Te entiendo porque me pasé años esperando que llegara la motivación que creía que necesitaba para dar ciertos pasos o activar algunas áreas de mi vida. Y aquí estoy: podría seguir esperando eso que esperaba, toda la vida. Cuando hablamos de motivación solemos estar hablando de tener ganas de hacer algo, de sentir esa llamita adentro que nos impulsa a hacer cosas. Porque, vamos a ser sinceras, ¿a quién no le gusta estar tranquila y relajada en una playa?
Bueno. Lo que pasa es que las vidas no se construyen (solo) tomando sol en la arena de turno. Necesitamos activar y hacer. Y para eso, no necesitamos, precisamente, motivación todo el rato. Yo catalogo dos razones como las principales de este error conceptual: 1. Creer que la vida es una to-do list y 2. Carecer de sentido de propósito.
No sé si es tu caso, pero me uso de ejemplo: vivir la vida guiada por una to-do list infinita, que nunca acaba y siempre se extiende, me ha parecido agotador, me ha pasado por encima y, sobre todo, me ha hecho sentir tremenda aburrida, aún así cuando “avanzaba” hacia eso que quería. Por supuesto que hay cosas que necesitamos hacer para llegar a ciertos lugares, es imposible construir una casa sin dedicar tiempo a prepara el cemento o a poner los ladrillos, prolijamente, uno encima y al lado del otro. Aquí no hay magia que valga. Ahora bien, hay una gran diferencia en “tengo que completar todo esto para eso que quiero” versus “estas son algunas de las cosas que quiero hacer para acercarme a mi meta (lo-que-sea que llames meta hoy en tu vida)”. Centrarnos únicamente en tener motivación para hacer y hacer y hacer (porque no te conozco, pero estoy segura de que de esta motivación me estás hablando, amiga), es caer en las garras de la creencia super-mega-archi-inconsciente de que la vida es eso que pasa mientras tachamos con resaltador las tareas completadas.
Creer que lo único que tenemos que hacer para vivir o conseguir eso que queremos es hacer y tachar listas nos aleja completamente del sentido más profundo de la satisfacción que nos da la realización personal. Amiga, te falta motivación y nada te enciende lo suficiente porque carecés de sentido de propósito. Y no, no estoy hablando de propósito laboral ni de ocupar un lugar importantísimo para el mundo. Me refiero a saber, a haber destilado para qué quieres usar tu vida, qué es lo que te nutre y lo que te hace sentir que vives una vida llena de vida y de sentido para vos.
Mantra para repetir hasta dormirte: Mi vida no es una to-do list. Mejor busco mi sentido de propósito y nutro mis valores.
Para seguir hablando de motivación, necesito que hablemos de romantizar y ser realistas. Muchas veces no avanzamos o no somos constantes en lo que sea que queramos hacer porque nos falta motivación “suficiente”, cuando lo que estamos esperando es tener motivación y ganas de sentar el culo en la silla o de ir al gimnasio con lluvia todos los días que nuestro cerebro resultadista y nuestro sentido de autoexigencia nos piden. Pero, amiga, ¿alguna vez te pusiste a pensar en que nada, NADA humano es constante continuamente? Las hojas se secan y se caen, la comida se pasa de madura y se pone fea, los días son más cortos y más largos según la época del año. ¿Por qué justamente VOS serías diferente al resto del mundo y tendrías el superpoder (o supercastigo) de tener sensaciones, energía y emociones constantes?
No siempre hay que tener ganas de hacer las cosas y eso está bien. Rara vez AMES lo que haces y aún así un día no tengas ganas de quedarte en la cama. Para eso necesitamos sentir propósito. Porque dejas de ver a tu vida como una lista de cosas por hacer para satisfacer a saber quién y empiezas a sentirla como un camino que te y se nutre mientras lo andas. Y cuando hay algo que tira de ti mucho más grande que una bloc del celular, entiendes que no es tan grave quedarte en la cama un día o tener que levantarte a trabajar unas horas cuando igual estás de mal humor. Porque no te quedas pegada a la tarea que está atrasada ni a la culpa de no sentir motivación. Ya sabes hacia donde vas y que la vida no siempre es full adrenalina. También hay que aprender a sostener los deseos (encendidos por el fueguito del propósito!).
A veces existe la fuerza de voluntad, a veces aparece de a ratos, como eso que tira dentro. A veces nace gracias a los hábitos y tu cerebro tira de ti cuando no quieres y te dice “ve, anda, hacelo, que te hace bien”. A veces hay que aceptar que no viene y entender que no funciona para nosotros. Y, alguna vez, también tocará amigarse con abandonar ciertos caminos o deseos y revisar qué es lo que supuestamente queremos hacer que… sencillamente (ya) no nos motiva.
Por último, amiga, quiero decirte que muchas veces no es el qué, sino el cómo. Si de base nos contamos la historia de que “tenemos que tener motivación” para avanzar o hacer algo, estamos construyendo una creencia acerca de que necesitamos de algo que no podemos gestionar para hacer y exponernos a caminar, algo que puede también volverse una excusa en sí mismo. Como no siento la “suficiente” motivación, no avanzo… Y como no avanzo, no me motivo, y así en loop sucesivamente.
Así que, te comparto 3 acciones concretas que puedes hacer para empezar a conectarte de otra forma con tu deseo:
Escribí para sincerarte: ¿qué es lo que REALMENTE, en el fondo, creo que deseo?, ¿es un deseo nuevo o viejo y pendiente?, ¿qué es lo que más deseo? ¿qué es lo que más deseo, si no tengo en cuenta los condicionamientos que sí soy capaz de ver?, ¿cómo lo puedo llevar a cabo en microdosis?
Exponete a nuevos estímulos: dejá de pedirle a lo que ya conocés que te dé cosas nuevas. Exponete a situaciones, eventos, y estímulos diferentes para probar encontrar nuevas formas de relacionarte con la motivación. Y, cuando llegue, no le pidas que sea productiva. Deja que te empape.
Descansa y deja tiempo libre, incluso cuando aburrirte te parezca lo más aburrido del mundo: Nos llenamos tanto de cosas que nos olvidamos de que, para ser creativos, para que venga la motivación, para hacer, necesitamos energía disponible, y si todo el tiempo estamos pensando en “tengo que”, “estoy atrasada”, no conseguimos salir de la sensación de alerta y del “vivo la vida corriendo y voy más lento que los demás”. Aprende a descansar. Y verás cómo la motivación empieza a golpear la puerta.
El deseo está. Hay que dejar de exigirle y aprender a escucharlo, como es, incluso si no es lo que esperábamos.
El año empieza cuando vos quieras, un encuentro gratuito para amigarse con todas las promesas sin cumplir
Sumate a esta charla online, con matecito, en la que vamos a hablar, con mi amiga y colega Meri, acerca de cómo resignificar nuestra relación con los objetivos, la rutina y el deseo.
En el siguiente formulario podés leer más info y sumarte, y guardate esa mañana de sábado para desayunar rico y tener una charla de amigas (con lapicera en mano, obvio!).
Un abrazo y nos vemos en la próxima edición,
C
¿Te persiguen preguntan sin respuestas? Compártelas anónimamente para responderlas juntas.