Hola, humana. Sé que no me esperabas tan temprano, pero es que siento que hay una distancia entre nosotras que me gustaría acortar, achicar, reducir. Quiero que estemos más cerca. Quiero que seas parte de la escritura de estos pensatorios (me gusta más esta palabra que newsletters, porque implica una construcción de sentido colectivo).
Este es un borrador de lo que vamos a hablar en mayo. Son ideas que están esperando tus preguntas, comentarios y opiniones para florecer dentro de unos días.
Transitamos momentos muy duros a nivel físico, emocional y mental, y sobrevivimos. Y cuando finalmente pasa la tormenta, descubrimos que, aunque por dentro todo esté quemado y devastado, las raíces siguen estando. Estamos ahí.
El dolor y el trauma nos acompañan para siempre, pero no siempre delimitan nuestra historia. Más de una vez lo he comentado en privado: el verdadero trabajo para quien lo vive no es el hecho traumático en sí, sino el devenir, lo que empieza a aparecer entre las grietas después.
Antes de venir a Asia, hablamos mucho con D. de ser flexibles. Yo sé que, a nivel contextual, tengo esa capacidad. Duermo en cualquier lado, me adapto a diferentes costumbres, comidas, horarios. Lo trabajo en otras cosas, y cuanto más lo consigo, más me convenzo. La flexibilidad es la actitud madre. Si conseguimos ser genuinamente flexibles (que no sumisos o sin límites, por favor, que no es lo mismo), conseguiremos vivir y gozar frente a cualquier viento que, intencionalmente o no, quiera derribarnos. La flexibilidad es la verdadera resistencia para quienes buscamos un vida con sentido, lo que signifique eso para cada uno.
¿Me compartís tu opinión y experiencia sobre estas reflexiones en un padlet anónimo? Estoy ansiosa por saber cómo te relacionas con la fortaleza, si te consideras una persona resiliente, en fin… saber más sobre vos.
Confío en que vas a participar, así que, te dejo un gracias por adelantado🧞♀️💘.
Candelaria