¿Vuelvo al mismo lugar o retomo en un lugar nuevo?
Charlando con una pregunta de la comunidad como disparadora
Humana anónima: ¿Tiene sentido dejar mi viaje en Australia por el solo de hecho de hacer hogar/nido en esa España que una vez supo recibirme con brazos abiertos? ¿Vuelvo al mismo lugar o retomo en un lugar nuevo?
Hola, humana que dejó esta pregunta en la sección anónima para intentar encontrar respuestas juntas (y hola, humanas de la comunidad, espero que les sirva esta edición!)
Hace un mes llegué a Buenos Aires, y aunque estoy contenta por estar tranquila, por poder descansar sin sentir culpa por lo que me estoy perdiendo afuera (y porque mañana me muevo de sitio), los primeros días no están siendo como espero. No como esperaba, sí como espero ahora, en este instante, que puedan ser. Temas médicos y personales hacen que la rutina todavía no coja forma, que siempre esté dos pasos atrás con el trabajo y que tenga que ejercitar la paciencia un poco más, siempre un poco más, para que las cosas empiecen a acomodarse. Con esto no quiero contarte mi vida, sino decirte: sea lo que sea que decidas, preparate para que las cosas no salgan como esperas.
Voy a intentar ayudarte a responder este dilema existencial aferrándome a la herramienta con la que más trabajo en mis acompañamientos y espacios: el lenguaje. Empecemos.
Para que algo tenga sentido o no, alguien (o una entidad hecha por muchos alguienes) tiene que dárselo. Por lo general, cuando no sabemos el “sentido” de algo, es porque estamos buscándolo desde varios lugares de aprobación (spoiler: ninguno es el propio, el de la autenticidad y honestidad!). ¿Para quién hace sentido que te quedes en Australia? Puede ser para el que piense que lo importante es hacer dinero a costa de cualquier precio a pagar (¿qué irónico, no?). ¿Para quién tiene sentido que vayas a España? Para el que considera que ahí tenés un mejor balance vital, o para el que piensa que tenés que ir donde seas feliz, por ejemplo. Estas versiones no siempre son externas. Muchas veces sí: amigas, padres, abuelos, tíos, influencers del tema. Pero, muchas otras, diría la mayoría, son versiones nuestras que se van creando y alimentando a base de creencias que construimos acerca de lo que tenemos que ser, elegir, querer, desear, perseguir. Y, cuando algo dentro hace ruido, aparece la fricción. ¿Por qué, si yo tomé esta decisión porque quería esto, de repente, ahora empiezo a pensar en esto otro? La pregunta, entonces, no debería ser “tiene sentido”, sino: ¿tiene sentido para mí? Para poder responder, necesitamos darnos permiso a sincerarnos con nosotras, aceptar que, probablemente, algunos deseos y creencias hayan cambiado y, por lo tanto, cambiará lo que queríamos y esperábamos de nuestro presente.
Si seguimos avanzando, intentando encontrar pistas en lo que nos conforma más de lo que creemos, el lenguaje y los usos que le damos, nos chocamos con el solo hecho de este es la vía por la cual creamos pensamientos. ¿Cuánto es para vos, entonces, humana, crear hogar en un lugar? ¿Es algo significativo, o te parece irrelevante? ¿Te pasa seguido o, cuando querés que suceda, se convierte en todo un desafío?
Que algo sea un simple hecho, entonces, tiene que ver con el valor que vos le des a eso. ¿A qué le das valor hoy, en tu presente? ¿Qué te parece fundamental para tener una vida gozosa, disfrutona?
Pero ojo, porque esto puede ser engañoso, y pasemos al último punto de esta cuestión. Para mí, por ejemplo, Madrid siempre será una ciudad especial porque me dio un hogar, pero la realidad es que los lugares se llevan mucho mérito de lo que, por lo general, le pertenece a las personas que hacen de la experiencia. Yo amo Madrid, volvería allí una y mil veces, tal vez incluso a vivir, pero nunca, nunca, voy a encontrar lo que dejé cuando me fui.
Volver, amiga, es imposible. Es una ilusión. Aunque todo lo que dejaste siga igual, vos ya no sos la misma, y puede que veas las cosas diferente: con otros ojos, con otros valores, con otros objetivos, con otro corazón. Si, finalmente te inclinas por volver, que sea desde el aprecio a lo que ese sitio, por lo que conoces de él, puede darte, pero sin esperar sentir o tener lo mismo de antes. No significa que sea mejor o peor, simplemente diferente.
Otra cosa imposible: retomar en un lugar nuevo. Seguimos con nuestra vida, camino, experiencias, pero retomar en un lugar nuevo es un oxímoron. Lo nuevo implica siempre destinar tiempo y energía a gestar, a crear. Así, sea lo que sea que decidas, humana, si me estás leyendo, te comparto 2 consejos que pueden ayudarte a decidir:
Empieza por los que ya tienes:
Estamos hablándonos todo el tiempo, y, sin darnos cuenta, poco a poco nos vamos creando una historia de la realidad (y sus posibilidades) que está condicionada por lo que elegimos, inconscientemente, decir(nos). Cuando te cueste tomar una decisión, revisa lo que dices sin decir(te). Practica reformular lo que te dices y lo que te preguntas (y cómo!).
Cuando no sepas qué hacer, revisa tus valores:
No hace falta saber a dónde queremos ir para tomar pequeñas decisiones. Piensa en qué valores quieres cultivar en tu vida y empieza a habilitarte a caminar hacia ello de a poco y sin presionarte. Ninguna decisión es tan importante como creemos, porque (casi) todo tiene una vuelta de tuerca.
Espero que te (les, me) ayude a tomar decisiones con más liviandad,
Un abrazo y nos vemos en la próxima edición,
C
¿Te persiguen preguntan sin respuestas? Compártelas anónimamente para responderlas juntas.
Cande, me ENCANTA esta idea tuya de las preguntas / respuestas anónimas, ya tengo un lugar a donde ir cuando tenga dudas ❤️🩹
Muy acertado en todo. Lo que tiene sentido es en relación con quien tú eres y lo que tú valoras. Qué importante es prestar atención a eso y no a lo que "deberías" estar haciendo según lo que piensan los demás o lo que parece más apropiado o seguro. Me quedo sobre todo con lo de "Cuando no sepas qué hacer, revisa tus valores". Ojalá lo hiciéramos más a menudo, para no vernos arrastrados por las rutinas y las presiones sociales. Un abrazo, M.