Este es un diario de una serie dentro de la que suscripción paga que llamé (just a) human in somewhere. Esta primera edición, sobre mi viaje por Corea del Sur, es gratuita, asà que, si te gusta, te invito que compartas un fragmento en tus historias (o en tus notes de Substack, por qué no) como forma de retribución. Si quieres involucrarte más, considera sumarte a (just a) human, la sección paga con columnas semanales, propuestas de escritura y más. Otra forma de ayudarme es compartirme anónimamente una pregunta que te esté volando la mente durante estos dÃas.
Haet-sal- 햇살, la calidez que da (literal y figuradamente) la luz del sol (y lo que fue Corea para mÃ).
El dÃa que nos toca mudarnos a la casa de Rebecca nos vamos con todas las mochilas a una café a hacer tiempo hasta la hora que quedamos. Para nuestra sorpresa, llegó la primera nevada de las tantas que veremos. Apenas un poquito de nieve amontonada sobre los coches anunciaba el frÃo que se vendrÃa. Nos acomodamos en una cafeterÃa sin empleados, de esas que el café te lo hace una máquina que también te lo cobra y también te lo entrega, pero no tomaba ninguna de nuestras tarjetas. Nos quedamos igual un par de horas trabajando y esperando, tomando dos cafés de supermercado. Cuando vamos a tomar el bus, se nos empiezan a congelar las manos, las orejas y los pies. Un ola de viento arrasa la ciudad y baja considerablemente las temperaturas para las cuales nosotros, todavÃa, no tenemos ropa.
Sufrimos hasta llegar con las mochilas y la casa de Rebecca, cuando entramos, se parece mucho a una casa de verdad. Ella se va rápido al aeropuerto asà que no pasa mucho tiempo hasta que podemos descalzarnos y descansar. Es una casa cálida, con luces lindas, un sofá bastante cómodo y espacio para trabajar. Además, un perrito simpático y fácil de cuidar, y hasta un vino y chocolates de regalo por Navidad, ¿qué más podemos pedir? SÃ, la ropa que nos presta para sobrevivir los próximos dÃas a -25. Desde entonces, los dÃas sucedieron llenándose de algunas salidas, mucha nieve y mucha casa. La rutina de ir al lounge a aprovechar el desayuno gratuito. 7 am viendo las noticias de la CNN Estados Unidos, apostar por qué puesto de trabajo tienen los que desayunan cerca nuestro, sorprendernos con la cantidad de claras de huevo que comen algunos, intentar llenarnos cuando salimos para evitar el almuerzo.
Un reconocimiento propio de la nostalgia y del cansancio. Dedicarme a descansar en medio de las responsabilidades inamovibles y las autoimpuestas antes de fin de año. Reaprender a negociar con la expectativa, con cómo me trato y con lo verdaderamente importante. Si todo es importante nada es importante, dicen, y me acompaño a aprender que necesito tomar una decisión: aceptar que, aunque haya cosas que son importantes hoy para mÃ, no tengo capacidad de abarcar. El deseo del estudio truncado, postergar y no saber si se está haciendo lo correcto. Leer, ver series, ver fútbol. Despejar la mente, levantarse con los demonios encendidos y recurrir a donde uno tiene para volver a bajar. Tener paciencia. Tenerse paciencia.
Vamos a pasear por Hongdae, por Myeong-dong, por Gangam. Nos sacamos fotos con la estatua haciendo el pasito tÃpico, caminando entre decoraciones navideñas. Vamos al museo de la guerra, vemos los uniformes de todos los soldados de diferentes paÃses que ayudaron a Corea del Sur: Colombia, Nueva Zelanda, Holanda, Estados Unidos, una lista larga y larga de personas que tuvieron que ir a defender algo que ni siquiera era propio. Después, historias de algunas familias mixtas, de algún coreano y estadounidense/australiano/soldado-de-otro-pueblo que vivieron gran parte de sus vidas separados o buscándose entre los vivos y también los muertos y solo pudieron encontrarse una vez bajo tierra.
Las 00.00 del 24 de diciembre nos encuentra comiendo una barbacoa con delantales puestos, llenos de humo, humo a más no poder y entremedio de todos todos coreanos, lo que serÃa un tenedor libre argentino con arroz, vegetales, carne, panceta y otros cortes libre. Antes de eso, paseo por mercados navideños atestados de mosquitos, como les decimos, cariñosamente, a los coreanos que van corriendo hacia los sitios con luz artificial y de colores. Volvemos a casa apretados en un bus en su mayorÃa plagado de coreanos que van a sus destinos de fiesta. Nochebuena acá es para tener una cita y, si no conseguÃs ninguna, salir con amigos. Durante el dÃa hacen compras, pero no para regalar a nadie más que a ellos mismos. Llegamos a casa, sacamos al perro, nos dormimos sobre las 2 de la mañana. El 25 nos despierta con la nevada más importante de nuestra estadÃa en la cuidad. Todo, todo, está teñido de blanco. Descubro que la nieve trae consigo un silencio que desconocÃa.
El 31, en cambio, nos quedamos en casa. Algo universalmente importante sucede afuera, pero algo personalmente importante sucede dentro: partido de fútbol de nuestro equipo. Las 12 llegan justo en el entretiempo, y me rÃo un poco, es estúpidamente perfecto. Lo que nos unió más este año, lo que nos dio otro hobby por el que disfrutar gritar pelear festejar juntos, divide su protagonismo exactamente a la mitad entre los dos años. Espero que este inicio, ganando, augure lo que viene para nosotros. Ganar, y sobre todo, poder ver la ganancia incluso en la pérdida.
Siento que, de alguna manera, mi estadÃa en Corea termina con ese dÃa, se queda en 2023. Me permito no salir si no quiero, disfrutar la nieve desde la ventana o un café al lado de casa.
Tardé casi un mes en terminar de escribir mi diario de Corea.
Entiendo ahora que era una acto de resistencia a la persistencia. Mientras tanto, en estos dÃas, escribà ficción. Entiendo, ahora, que escribir la propia vida es inigualable, incluso escribir los dÃas en los que solo hay naturaleza y pies en la arena y mucho estar dándose cuenta.
Este es un diario de una serie dentro de la que suscripción paga que llamé (just a) human in somewhere. Esta primera edición, sobre mi viaje por Corea del Sur, es gratuita, asà que, si te gusta, te invito que compartas un fragmento en tus historiascomo forma de retribución. Si quieres involucrarte más, considera sumarte a (just a) human, la sección paga con columnas semanales, propuestas de escritura y más. También podés compartirme una pregunta anónima que te haya quedado de esta edición o que tengas en la cabeza sin respuesta.