Hola, humana. Sé que no me esperabas tan temprano, pero es que siento que hay una distancia entre nosotras que me gustaría acortar, achicar, reducir. Quiero que estemos más cerca. Quiero que seas parte de la escritura de estos pensatorios (me gusta más esta palabra que newsletters, porque implica una construcción de sentido colectivo).
El tema del mes de julio está esperando tus historias.
Julio es el mes de mucho frío o mucho calor. Es el mes en el que nos damos cuenta que la mitad del año ya se fue. Uno de todos mis julios tuvo una nevada en Buenos Aires, en otro conocí España, otros 2 los pasé en Estados Unidos, 3 fueron pleno verano. Varios tuvieron partidos del Mundial de fútbol, y muchos más tuvieron vacaciones, exámenes universitarios y noches de té y chocolate con amigas. Julio es un mes bisagra para muchos, pero para mí vale más porque cumplo años apenas empieza.
Siempre sostuve que no es una buena fecha, porque en Argentina hace frío, es fecha de exámenes, recién empieza el mes, por lo que poca gente cobró para salir sin tener que contar cuánto gastan (y comprar el regalo, que, si bien nadie nunca me lo hizo saber, sé que es una fecha bastante mala para entrar en gastos). Me gusta festejar mi cumpleaños, me gusta festejar cualquier cosa, en realidad, pero nunca me gustó organizar la fiesta, especialmente en Argentina. Casi todos mis amigos son de grupos diferentes, apenas se conocen entre sí, y me cuesta mucho encontrar un plan que le guste y quede bien a todos. Desde hace algunos años, ese tema empezó a ser cada vez más sencillo, porque, viviendo afuera, muchos vínculos se diluyen, el círculo se achica, la organización se vuelve más fácil. Y, desde que me fui de Argentina, supe que no iba a tener que organizar ningún cumpleaños familiar más, porque ahora tengo un sobrino con el que comparto día, y, aunque mi hermana me haya llamado llorando creyendo que me iba a enojar por decirme que la cesárea de su tercer hijo tenía que ser sí o sí ese 3 de julio, para mí no solo es un alivio, sino que es una excusa incluso mayor para tener cumpleaños divertidos. Ahora, si paso algún cumpleaños de los próximos años en Argentina, voy a poder festejarlo entre inflables, peloteros y piñatas con caramelos.
Este es el 5 año de mi vida que va a empezar viviendo en un lugar diferente al propio, y, sin embargo, se siente incluso más importante que el primero. Aquel, en medio de un viaje gratis ganado por sorteo para conocer la provincia de mis abuelos, fue con gente desconocida que con el tiempo se volvió amiga. El segundo fue en medio de la marcha del orgullo en Madrid, rodeada de personas que fueron familia durante mi vida en la ciudad: con los que nos ayudamos en mudanzas, pasamos los festejos de fin de año, nos cuidamos cuando hubo enfermedad y con quien nos abrazamos siempre que pudimos. Del tercero no tengo recuerdos. Creo que fue en el bar donde lo festejé hasta el último día, pero con la libertad coartada por un covid apenas calmándose. El 4, el de 2021, fue el más multitudinario, y yo no sé si habrá sido suerte o consecuencia, pero haber encontrado tanta buena gente desde la primera semana en la que llegué a habitar la ciudad fue el mejor regalo que pude haber tenido a lo largo de todos mis años vividos en la otredad.
A pesar del recuento, me siento estafada. Yo también siento que hay un gran vacío entre los 24 que portaba cuando empezó la pandemia. Mientras tanto, pasaron ya casi 3 años, y parece que no pasó nada. Es un tiempo borroso, difícil de identificar, de cargar con etiquetas, de fraccionar para atesorar.
Por eso siento que, a pesar de la experiencia, a pesar de, paradójicamente, los años vividos, este es el primero en el que soy consciente de la acción no arbitraria. Nadie puede decidir cumplir años. Toca, siempre toca, y no hay forma de escapar del tan temido paso del tiempo.
Esta vez, decidí hacer de mi cumpleaños un motivo de festejo al crecimiento, al reconocimiento del último año, a la autonomía y autoridad ganada. Que no puedo medir en dólares ni en likes a mis posts, pero puedo sentirla en mi forma de observar, de contar, de vivir, y sobre todo, de mirarme.
Confío en que vais a participar, así que, gracias por adelantado🌪️.