🪭 Dejar de querer ser diferente
·47· amigarnos con lo que somos (y lo que no también)
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🕢AHORA: En Da Lat I Tomando un Iced Latte, porque la señora del café me dijo que no sabía hacer uno caliente I Escuchando el agua de la fuente con peces Koi.
Los cambios de años son una ruleta, un juego de azar. No importa cuánto y cómo te prepares, porque cómo lo transites será totalmente impredecible. Yo pensaba que llegaba tranquila y en calma, y sí, estoy tranquila y en calma, pero no pude prever la mezcla de culpa y nostalgia atragantada. Lloré de a ratitos, miré fotos viejas, le hablé a los amigos que extraño tanto, charlé con mi persona preferida en el mundo. Completamente descolocado, estos días de nieve, gotitas de agua congelada sobre las ramas, vino caliente, juegos de mesas y series de comedia trajeron también, imprevisiblemente, un aprendizaje que venía masticando hace un tiempo sin darme cuenta: tengo que abandonar la idea de querer ser diferente, más diferente de lo que ya soy.
Nunca tengo idea de qué se hace en los lugares que visito, y, en mi mente, Navidad y Año Nuevo eran una gran celebración en Seúl. No fue (tan) así. Sí que hay cosas, algunas las hicimos: ir a mercados navideños nocturnos, tomar el famoso vin chaud, pasar la Nochebuena teniendo una cita. Esta última no sé si cuenta, porque casi toda nuestra vida junta se basa mucho en una relación citacentrista. Vivir lejos de la gente de uno y después de la gente del otro y después vivir lejos de todos pone la relación siempre al centro. Es lindo, no siempre fácil. Año Nuevo tenía la propuesta de ir hasta una montaña a las afueras de la ciudad a pasar la noche bajo cero y esperar el primer amanecer del año. Acá se quedaron con la parte más capitalista de estas fechas, la de comprar regalos y salir de fiesta, y después le metieron el condimento que quisieron. La idea era buena pero las ganas no hicieron presencia. Nos quedamos en la casa, con el perro, mirando el último partido de fútbol de nuestro equipo, que cayó justo entre 2023 y 2024. Terminamos empezando ganando en 2023, llegó 2024 en el entretiempo, empezamos terminando ganando en 2024 con +3 puntos y +2 lesionados. Tomamos cerveza medio congelada que me olvidé en el freezer, escuchamos un vivo pospartido, sacamos al perro y nos fuimos a dormir. Al día siguiente me levanté con la señal inminente de que ya estoy más cerca de los 30 que de los 20, ese dolor de cabeza estúpido e insoportable por una inocente cerveza a medias y D. me regaló encargarse del paseo matutino de Archie. Leí un poco y miré las redes sociales y le di la bienvenida esos sentimientos tan nefastos. Montones de personas pasando las fiestas con sus familias me recordaron lo bien que la pasamos el último 31 en la casa de mis tíos. Un puñado más reducido me mostró los festejos en Vietnam, Bali, Australia, y un chico de Instagram el evento al que decidimos no asistir. Sigo pensando lo mismo: el cansancio acumulado de diciembre y la pasmosidad de las últimas semanas del año nos hizo tomar la decisión correcta para nosotros: quedarnos viendo al club que amamos y estando entre nosotros. Pero hacer lo correcto no nos exime de la vieja idea de que deberíamos haber estado en otro lado. La culpa se asentó y desde hace unos días vivimos en un solo sitio y dormimos en el mismo lado de la cama.
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